REVELACIONES
PERIPLO
Qué sabe Dios
de tus panes y de mis peces,
de los ángeles que se estrellan
sobre el musgo de los belenes,
del apóstol número trece
o de los caminos verdes
que a Roma no llegan siempre;
de los esclavos clavados
en las puertas del Edén,
de la rosa de los vientos
que crece en este burdel.
Dime qué sabe Él de María
que escapó a Alejandría,
qué sabe de Sinuhé
y sus santas verdades de papel;
qué sabe de los cubiles
donde sueñan los gentiles,
qué sabe de tantos Pinochos
convertidos en niños de corcho.
Pregúntale dónde almacena
tan pretendido saber,
dónde guarda las esquelas
que publican los diarios
con la que construye barcos
para salvar a Noés;
dónde lava los manteles
que tiende en los laureles
de los que no tienen qué comer.
Dime qué sabe Dios
del elefante gigante de Napoleón,
del invierno de los miserables
tan fríos de corazón,
de Castaneda o Rimbaud,
del peyote, de la absenta
y del hachís,
qué sabe Él de sentir
el fuego del infierno
en la herida de existir.
Qué sabe Dios de vosotros,
de los que hicisteis la "mili"
o de los que nacisteis en abril;
dime que sabe de Asturias
o de la patria de Martí
convertida con el tiempo
en otro muro de Berlín;
dime qué sabe de las contiendas sin fin.
Qué sabe Él del aire
que se respira en Bagdad;
qué sabe de los amaneceres
que despiertan los pinceles
de hombres y mujeres
encerrados en su ciudad,
qué sabe del fruto de sus antojos
y de su eterna soledad.
Qué sabe Dios de mí,
de mi enojo, de mi gozo
y de mi pozo;
qué sabe Dios de ti,
del esbozo de tu perfil;
qué sabe Él que no se yo
de las lágrimas de Ryden de color rojo,
de los pequeños olvidados de Buñuel
o del paradero del maldito Anglés.
Dime qué sabe Dios de su poder;
qué sabe de los ojos de las agujas
que no pueden ver,
del canto del cisne,
de la danza del fuego
o de Gardel;
qué sabe Él
de los que buscan su rostro
en el retrato de Dorian Grey.
Qué sabe Dios de los nuestros,
de los vivos y de los muertos,
de esta torre de Babel
que edificamos al revés;
qué sabe Él de la fe
con la que se acerca el sabio
a las fuentes del saber;
qué sabe Dios
de los que nos cuesta creer
y sin embargo
en noches de llanto aciago
nos encomendamos a Él...
...qué sabe Dios de esto que escribo
sin saber nada de Él...
2012
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